Un niño puede empezar a jugar el ajedrez a partir de los cinco años de edad. El juego, para él, puede tener distintas finalidades: diversión y entrenamiento; competición; mejoría de la concentración, la memoria y la creatividad; complemento a la educación y formación. Además, se reconocen muchos beneficios del ajedrez en las áreas del desarrollo intelectual, las habilidades y el estado emocional.
En cuanto a la capacidad intelectual, el ajedrez puede ayudar a los niños a mejorar:
- La atención, concentración y la memoria.
- El poder de análisis, síntesis y organización.
- La capacidad de resolución de problemas y toma de decisiones bajo presión.
- La creatividad y la imaginación.
- El razonamiento lógico-matemático.
Y en lo que se refiere a la inteligencia emocional, el ajedrez puede ayudar a los niños a que aprendan a:
- Tener control emocional, sabiendo llevar tanto los éxitos como la frustración.
- Tener sentido de transparencia, siendo honestos e íntegros consigo mismo y con los demás.
- Adaptarse a múltiples e inesperadas situaciones.
- Esforzarse para conseguir lo que se propone e incrementar su autoestima y confianza.
- Tener iniciativa.
- Tener empatía y comprender al oponente durante el juego.
- trabajar en equipo y colaborar.